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Un motero se detuvo en el taller, donde normalmente llevaba su Montesa, para una reparación. Como no podían hacer el trabajo mientras esperaba y no vivía lejos del taller decidió ir caminando a su casa.

De camino a la casa se detuvo en la ferretería y compró un cubo y un yunque. Se detuvo en la tienda de alimentación y compró un par de gallinas y dos salchichones. Sin embargo, tenía un problema, cómo llevar toda lo comprado a casa.

El de la tienda de alimentación le dio la solución:

"¿Por qué no pones el yunque en el cubo y llevas el cubo en una mano, por otra parte, pones una gallina debajo de cada brazo y llevas los dos salchichones en la otra mano?"

"¡Bien, gracias!" dijo el motero, y salió por la puerta.

En la calle se le acercó una viejecita que le dijo que estaba perdida y le preguntó si podía indicarle el camino al 124 de la calle Pajaritos.

El motero dijo que, de hecho, el vivia en el número 130 de la misma calle y que la podía acompañar. La siguió diciendo que podian tomar un atajo por un callejón y estar allí en poco tiempo.

La viejecita lo miró con cautela y luego dijo:

Soy una viuda solitaria sin un marido que me defienda. ¿Cómo sé que cuando entremos en el callejón no me sostendrás contra la pared, me levantarás la falda y me violarás?"

El motorista dijo:

¡Santo Cielo, señora! Llevo un cubo con un un yunque, dos gallinas y dos salchichones. ¿Cómo diablos podría sostenerla contra una pared y hacer eso?"

La abuela dijo:

Fácilmente, verás, deja los dos salchichones en el suelo y cúbrelos con el cubo, pon el yunque encima de este y YO SOSTENDRÉ LAS GALLINAS".


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