Tres moteros, uno de Honda, otro de BMW y un tercero propietario de una Montesa estaban sentados en una sauna. De repente, sonó un pitido continuo.
El motero de la Honda apretó su antebrazo y el pitido se detuvo. Los otros lo miraron inquisitivamente:
"Ese fue mi buscapersonas", dijo, "tengo un microchip debajo de la piel de mi brazo".
Unos minutos después sonó un teléfono móvil.
El motero de la BMW se llevó la palma de la mano a la oreja. Cuando terminó, explicó:
"Ese era mi teléfono móvil. Tengo un microchip en mi mano".
El motero de la Montesa se sentía bajo de tecnología. Pero para no ser menos, decidió que tenía que hacer algo igual de impresionante. Salió de la sauna y fue al baño. Regresó con un pedazo de papel higiénico colgando de su trasero.
Los otros alzaron sus cejas y lo miraron fijamente.
El motero de la Montesa finalmente dijo: "Bueno, vereis, ¡voy a recibir un fax!"